Le recogimos de la perrera en Julio de 2017,
con 4 meses de edad, ahora tiene 2 años y medio, uno de los tantísimos mal
llamados PPP (Perros Potencialmente Peligrosos), cuando la definición tenia que
ser PERSONAS POTENCIALMENTE PELIGROSAS, ya que cualquier perro es lo que
nosotros queramos enseñarle, luego somos nosotros y no ellos los peligrosos.
DRAKO (Tontín) además de estar
catalogado como PPP tenía un síndrome vestibular (giraba un poco la cabeza
hacia la derecha), su ojito derecho estaba mal y su analítica contaba la dejadez
a la que había sido sometido, por lo que sus posibilidades de adopción eran
francamente difíciles.
Le recogimos, le tratamos, le
mimamos y nos devolvió mil veces más todo el cariño que le dábamos; por fin, 6
meses más tarde, estando completamente recuperado, encontramos un adoptante
para él y para otra perrita con la que vivía y se llevaba de maravilla. Vivian
como reyes en su nuevo hogar, queridos y cuidados, pero un revés de la vida
llevo al adoptante a tenerlos que dejar en una “residencia” pensando que
estarían bien cuidados, sin avisarnos. Nos enteramos de la situación porque
dicha “residencia” (algún día contare la historia dantesca de este sitio), puso
en adopción a nuestros perros, y no podíamos dar crédito. Después de enterarnos
de lo que había sucedido, fuimos a recoger a los perros a esa “residencia”, por
supuesto no querían entregar a los perros y tuvimos que llamar a la policía,
por lo que rápidamente y con amenazas de por medio nos entregaron a los perros.
No sabría explicar lo que sentí cuando les vi; tenían heridas por todos lados,
la delgadez era extrema, no eran capaces ni de mover el rabito al vernos, ni
siquiera de levantar la cabeza del miedo que tenían, lloré como no recordaba
haberlo hecho y nos abrazamos a ellos intentando que recordasen una pizca del
amor que les habíamos dado durante tanto tiempo, tardamos unos días en
conseguirlo, en hacerles recordar quienes éramos y lo que estábamos dispuestos
a hacer por ellos. Poco a poco empezaron a recuperarse, desgraciadamente las
analíticas nos dijeron que los dos venían con leishmania, desnutrición, falta
de higiene y una tristeza profunda además de mucho miedo.
Hemos vuelto a luchar por ellos y
nos lo han vuelto a devolver con creces…están felices, tratados y controlados
de la leishmania (no tienen ningún órgano dañado), vuelven a querer mimos y
abrazos continuamente y solo necesitan (y creemos que tienen más que ganado el
derecho) conseguir un hogar para siempre, donde con el amor que reciban, no deje
espacio para recordar por lo que han pasado.
Adoptar un perro con leishmania,
no es solo adoptar, es dar la posibilidad de ser feliz y de ayudar a tener una
vida plena, a un ser que por una enfermedad de la que la mayoría de las
personas no están bien informadas, están condenados a vivir y morir en un
albergue en el mejor de los casos.
DRAKO (Tontín) espera su nuevo hogar!!
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